Así son las vueltas del amor.

Todos quieren sentirlo, todos esperan a que llegue, todos lo buscan y prueban en diferentes personas hasta dar con lo correcto.
Nos sentimos en el cielo y de un abrir y cerrar de ojos caemos de un tiro a la tierra. Caemos y nos duele el golpe tanto que incluso pasamos tiempo llorando ese golpe, queriendo que sane aquella herida que tenes, que incluso no va a desaparecer, por que toda herida lamentablemente tiene su cicatriz.
Y después de que ya tenes tu cicatriz ya estas mejor, ya no lloras, te reís pero ¡ojo! cuando te tocas la cicatriz de manera bruta pasa, que si te duele e inevitablemente te empezas a acordar de como te paso esa herida, de como lo pasaste, de como sufriste, que quizás hiciste muchas cosas y ahora estás en la nada, pero, ¿Quien dijo que estar en la nada era malo? Al contrario, estar en la nada es como si te hubieses olvidado de lo que antes dolía pero que ya no, que apenas te acordas, por que ya no es taaaan importante para vos, pero aveces pasa que los recuerdos llegan solos a tu cabeza y te acordas, y lloras, y te apretas la cicatriz y masoquistamente queres llegar a las palabras, a esas imágenes que quedan en tu cabeza y que ya las habías guardado muy al final para que no ocurriese lo que está pasando, que estás aferrandote al pasado, y te acordas lo que te hizo daño, una vez más.
Y tratas de autoconvencerte de que estás bien, pero la verdad si, lo estás, pero solo queres volver a repetir cada momento en que fuiste feliz, o solo que el destino te dé una señal, y que aparesca alguna persona y te dé felicidad, te de ESO que todos quieren, que todos buscan, que todos necesitan y que todos ignoran como terminan, que se olvidan magicamente del final, y solo quieren vivir el principio y el desarrollo de la historia, por que ¡los finales felices no existen!