Me duele pensar en que cuando creo que ya estoy bien, que la pena con su gran nube volaron lejos, cuando pienso que todo cambió y voy a volver a ser feliz, es exactamente en el momento cuando todas esas penas, angustias e inseguridades vuelven a acordarme de que siguen presentes en mi, y peor aún, darme cuenta de que nunca se fueron de ahí. Que a todo eso gris, lo triste, a mis lágrimas no las he superado. Quizás me hicieron más fuerte o quizás más vulnerable. No sé si sigo siendo igual de débil, pero así me siento. Débil, vulnerable, frágil entre toda la muchedumbre, tratando de no caerme, de no ceder ante lo que me repela, ante la monotonía. Quiero, tengo que mantenerme firme. No soy como todos, veo distinto, pienso distinto, soy fuerte, pero, días como estos son los que siento que no puedo, que me caigo.
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